
Lucía había aprendido a vivir con la psoriasis en el cuero cabelludo, pero no era fácil. Cada mañana, al mirarse al espejo, se encontraba con escamas visibles y la sensación constante de picazón que no parecía dar tregua. Los peinados que antes amaba quedaron en el olvido, reemplazados por intentos desesperados de ocultar lo que sentía que la definía. Las miradas incómodas...